EL TEATRO ESPAÑOL DESDE 1940 A NUESTROS DÍAS
TEATRO EN EL EXILIO
MAX AUB: Publica en 1942 “San Juan”. La obra plantea las vicisitudes de un contingente de emigrados judíos que huyen de los nazis en un barco, el “San Juan”, y que no logran ser recibidos en ningún puerto.)
Alejandro Casona: Estrena en Buenos Aires “La dama del alba” (1944), “La barca sin pescador” (1945), “Los árboles mueren de pie” (1949)
AÑOS 40.- AÑOS CUARENTA: EVASIÓN Y HUMOR.
Destacan el teatro de humor, innovador, de Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. La obra más representativa de Mihura es “Tres sombreros de copa” estrenada en 1952, veinte años después de ser escrita. Es una comedia que satiriza la rutina y mediocridad de la burguesía de provincias y la no menos miserable vida del teatro de variedades; Se enfrentan dos mundos y dos concepciones de la vida: la vida burguesa y prosaica de DIONISIO y la vida poética y de libertad de PAULA.
AÑOS 50.-TEATRO EXISTENCIALISTA Y SOCIAL.
El teatro realista intentó renovar la escena española y manifestar su oposición a al dictadura. Las obras plantearon temas como a injusticia social, la explotación, la vida de la clase media y baja, la condición humana de los humillados, los marginados.
Destacan dramaturgos como:
- Etapa existencial (reflexión sobre la condición humana): En “Historia de una escalera”, 1949, los protagonistas son cuatro jóvenes, vecinos en el último piso de una vieja casa: Urbano, obrero de una fábrica; Fernando, dependiente de una papelería; Carmina y Elvira. La obra refleja un mundo gris donde las frustraciones se repiten, no sólo por el peso del medio social sino también por la debilidad personal. En 1950 escribe “En la ardiente oscuridad”.
- Teatro social (denuncias de injusticias que atañen a la sociedad): “Un soñador para un pueblo”, “El concierto de San Ovidio”, 1962, denuncia la explotación de un grupo de ciegos en el París de los años previos a la Revolución francesa; “El tragaluz”, 1967, centrada en unos personajes marcados inexorablemente por la Guerra Civil.
- Etapa de innovaciones: Quizá la novedad técnica más llamativa es lo que se han denominado “efectos de inmersión”, corporeización escénica de sueños o visión de la escena por parte del espectador a través de los personajes. OBRAS: “El sueño de la razón”, “Llegada de los dioses”, “La fundación”(1974), en la que nos encontramos en un lujoso lugar que resulta ser la celda de una prisión con cinco condenados a muerte; “La denotación”, 1977, drama histórico centrado en la figura de Larra.
Sus obras últimas son: “Jueces en la noche”, 1979; “Lázaro en el laberinto”, 1986; “Música cercana”, 1989; y “Las trampas del azar”, 1994.
AÑOS 60 Y 70.- RENOVACIÓN FORMAL
Quizá lo más peculiar es el teatro de FERNANDO ARRABAL. Imaginación, elementos surrealistas, lenguaje infantil, ruptura con la lógica son las características del primer conjunto de las obras de Arrabal: por ejemplo, “El triciclo” de 1953. Exiliado en Francia desde 1955, sus obras (generalmente, estrenadas en Francia y publicadas en francés antes que en castellano) se encuadrarían dentro del llamado “teatro pánico” (del griego ‘pan’, todo) y pretenden ser un teatro total que exalta la libertad creadora y persigue la provocación y el escándalo del espectador. Sus obras: “El laberinto”, 1956; “Oye, Patria, mi aflicción” (1975), etc.
En el panorama del teatro bajo los últimos años del franquismo no puede faltar la mención del fenómeno del “teatro independiente”. Bajo este rótulo se engloban grupos como “Los Goliardos”, “Tábano” “Teatro libre” de Madrid; “Els joglars”, “Els Comediants” y “Fura dels Baus” en Barcelona; “Aquelarre”, en Bilbao, etc.
DESDE 1975
Finalizada la dictadura y eliminada la censura parecía abrirse una etapa prometedora para el teatro. Pero, por el contrario, ha sido en estos años cuando la crisis del teatro español se ha hecho más evidente.
Un importante fenómeno del teatro español posterior a 1975 ha sido la creación de instituciones teatrales que dependen de instancias oficiales, tanto del estado como de las comunidades autónomas o municipios. Así, en 1978 se creó el Centro Dramático Nacional y posteriormente El Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas y la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Francisco Nieva (dos veces Premio Nacional de Teatro, Premio Príncipe de Asturias de las Letras, académico de la Lengua...) es probablemente el más importante de los dramaturgos experimentales de la segunda mitad de siglo. Aunque escribe obras de teatro desde los años cincuenta, no las ve representadas de forma regular hasta después de la muerte de Franco. Ligado al grupo literario de los ‘postistas’ de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, su teatro va a caminar por la senda de lo surrealista, lo onírico, lo fantástico y lo imaginativo. El propio dramaturgo ha subdividido su obra en “teatro de crónica y estampa”, “teatro de farsa y calamidad” y “teatro furioso”. Al primer grupo pertenecen obras de estética más realista. En Las obras del segundo grupo se da más importancia a lo irracional e imaginativo. Finalmente, el “teatro furioso” extremará los rasgos de libertad imaginativa y ruptura de todo corsé teatral preestablecido. Se trata de que se produzca de forma plena la liberación del subconsciente. Al “teatro furioso” pertenecerían obras como “Pelo de tormenta”, 1972; ”Nosferatu”, 1975; “Te quiero zorra”, 1987, “El baile de los ardientes”, 1990 ...
Otros autores de esta época: Sanchís Sinisterra (1940): “¡Ay, Carmela! de 1986, José Luis Alonso de Santos: ”Bajarse al moro” de 1985; Fernando Fernán Gómez: “Las bicicletas son para el verano” ; Paloma Pedrero (1957): “Besos de lobo” de 1991, Ignacio Amestoy, Premio Nacional de Teatro del 2002 con “Cierra bien la puerta” etc.